martes, 28 de septiembre de 2010

A las rameras de dios.

Ha caído en un espacio eterno
se ha repartido entre el cielo y el infierno
ha habitado entre nosotros.
Quiso correr y volar 
perderse en su soledad
ha perdido su batalla contra el aire.
Ya no corre rápida y voraz por una causa perdida
ha desaparecido en el tiempo.
Los vicios la han carcomido,
está ensimismada.
Ahogada en la lava de su pecho
a quemado la tierra y el aire,
mató al tiempo y al espacio.
Hoy habita en si.
Siempre estuvo sola.